Desde Cametá


Son las 7.00 de la mañana y Josi entra en bici en la Prelazia. Algunas personas, sobretodo madres con sus hijos, la esperan en la puerta de su despacho. Nos cuenta que al día recibe unas 10 personas que quieren ser apadrinadas, que quieren desahogarse con alguien puesto que se sienten solas. En su mirada se aprecia el trabajo diario que hace con las crianças (niños), con las madres, con las familias,… Nos cuenta que tienen 140 niños apadrinados de entre 2 y 14 años pero que son muchos los que necesitan ayuda… Le pedimos que nos enseñe lo que hace un día de visita. Le pide al conductor que nos lleve puesto que las distancias son enormes y las casas más pobres están en la periferia de Cametá. No podemos comprender como puede reconocer las casas en ese laberinto de calles, a nosotros nos parecen todas iguales… casas de madera, algunas pintadas, otras que parece que se vayan a caer en cuanto soples un poco,.. el suelo de las calles es de arena rojiza y a cada paso que das aparecen niños jugando y perros callejeros para los que la “rua” es su hogar. Sin mostrar sorpresa, la gente nos deja entrar en sus casas y amablemente nos ofrecen silla y café. En seguida Josi, se pone a hablar con la madre y le pide la documentación de los hijos: el control de vacunación, la asistencia a la escuela, … y les recuerda la importancia de la higiene, la asistencia a las “palestras” (charlas que realizan el día del reparto de cestas sobre higiene, salud, cuidado de los hijos, educación,…), que los niños no estén todo el día en la calle descalzos, … Y les saca una foto para enviársela al padrino o madrina.
A la salida nos cuenta que es difícil el trabajo con las familias: por un lado la ONG en Cametá cuenta con pocos recursos humanos y por ello únicamente puede visitar las casas cada tres meses a parte del encuentro mensual para la entrega de cestas; por otro lado es muy difícil cambiar las costumbres que durante tantos años se han arraigado en ellos: tiran todo al suelo, andan descalzos, no relacionan la falta de higiene con la enfermedad, dejan a los niños solos en la calle, los animales entran en las casas, …
La tarea es mucha pero poco a poco lo va consiguiendo puesto que muchas familias van saliendo de la pobreza, han montado un pequeño negocio, tienen a los hijos bien atendidos, les preocupa su educación, … todo ello gracias a la tenacidad de Josi y a sus ganas de cambiar la realidad de su entorno.
Gracias a gente como Josi, Joenia, el P. Ivaldo, Dom Jesús Cizaurre, … que sienten suyas las necesidades de los demás, aún hay esperanza.


Macarena Úbeda y María Armas

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